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Arquitectos: KWK Promes; KWK Promes
- Área: 1628 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Juliusz Sokołowski, Jakub Certowicz
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Proveedores: Aliplast, Quartec
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Szczecin es una de las víctimas más grandes de la violencia histórica en Polonia. Hasta 1945, la ciudad se encontraba dentro de las fronteras de Alemania, momento en el que se incorporó repentinamente en Polonia. El cambio inmediato de su población desconstruyó el tejido social y distorsionó la identidad de la ciudad. Antes de la guerra, la actual Plaza Solidarności era el escaparate de la ciudad, con un barrio de viviendas representativas, delimitado por el Konzerthaus en el norte. Durante los bombardeos de las fuerzas aliadas, el barrio y su vecindad dejaron de existir, creando una brecha en el tejido urbano. Además, este fragmento de la ciudad fue cortado por una ruta de transporte. Este cuasi-cuadrado se convirtió en el centro de la protesta de los trabajadores en 1970, que fue brutalmente pacificada, y 16 manifestantes fueron asesinados. A partir de ese momento, este lugar se convirtió en un símbolo de lucha por la libertad.
Durante años, la Plaza Solidarności había sido una plaza por su nombre - con fronteras vagas, fachadas abiertas, barrio callejero con mucho ruido y la ausencia de una función definida, a pesar de la dominante - conmemorar los acontecimientos de diciembre de 1970, donde el lugar se le proporcionó un monumento en 2005. En el siglo 21, el área se convirtió en el escenario de importantes intervenciones arquitectónicas. En 2014, el antiguo Konzerthaus fue reemplazado por un nuevo espacio filarmónico diseñado por Estudio Barozzi Veiga. El edificio se convirtió en el nuevo ícono de la ciudad, ganando el principal premio Mies van der Rohe en 2015.
La siguiente iniciativa, que contribuyó a cambiar la percepción del espacio, fue el Centro de Diálogo "Przełomy" del Museo Nacional, dedicado a la historia de Szczecin. Al diseñar el museo fijamos nuestra idea humilde a la historia del lugar y el nuevo icono de la ciudad cerca. Por lo tanto, surgió la idea de ocultar el museo subterráneo para crear una arquitectura de fondo.
Dos tradiciones contradictorias: de un barrio y de una plaza fueron el punto de partida para el diseño, un híbrido de diseño urbano que encierra el espacio como barrio, conservando los valores del espacio público abierto. Las áreas aplanadas de la plaza crean un primer plano frente a la filarmónica y la iglesia. El barrio se forma en esquinas opuestas como el piso cuadrado elevado. Una elevación alberga las instalaciones del museo, la otra es una colina artificial, cerrando el interior urbano y protegiéndolo del tumulto de la concurrida calle. No hay un límite definido entre la arquitectura y el ubanismo.
La arquitectura sigue a la topografía, por lo tanto la forma del museo es una continuación del piso de concreto de la plaza que está cubierto con azulejos rectangulares. En la esquina elevada estos azulejos ganan la 3ra dimensión, convirtiéndose en bloques cuboides. El conjunto hace un monolito que se transforma cuando el museo se abre. Algunas de las placas verticales giran, creando así las arcadas que desvelan dos entradas. La tercera entrada está determinada por una rampa tallada en la curvatura de la plaza. La planta baja es la extensión de la plaza y funciona como un hall de entrada.
El espacio de exposición está escondido bajo tierra. Cuando bajamos las escaleras el concreto termina y nos sumergimos en la oscuridad que es un fondo para la historia de Szczecin desde la II Guerra Mundial, en conexión con lo que estaba sucediendo en Polonia y el resto del mundo. Simultáneamente a la exposición histórica, basada en pura información, se añade una narración en base a las obras maestras de los artistas - tanto las obras de mucho antes de que se abriera el museo, como las creadas intencionalmente para este lugar. Este tipo de intentos permitieron que la exposición se hiciera más amplia y universal. La oscuridad permite enfocar objetos presentados dando la impresión de un espacio infinito. Esta nueva fórmula para la exposición hace que un museo histórico también sea un museo de arte.
Antes, la plaza era sólo para conmemorar la historia - como resultado de la reurbanización esta parte de la ciudad se convirtió en atractivo para los demás habitantes. Sin embargo, su fórmula abierta anima a sus usuarios a expresar su impacto. Colinas artificiales ofrecen una oportunidad para descubrir nuevas perspectivas de la ciudad, caminatas, e invitan a tomar el sol. El suelo inclinado inspira diversas actividades: para los skaters, este es el lugar ideal. En el invierno, la plaza sirve de pista de trineo. El patio ha conservado su dimensión simbólica - el monumento sigue atrayendo a veteranos durante eventos anuales de celebración - no es el aspecto dominante, después de todo. Hoy en día, este espacio urbano es un lugar de convivencia amistosa de diferentes grupos etarios y sociales.